Esta mañana llegamos de Misiones.
Quisiéramos decir tantas cosas, que ni un blog ni la internet completa nos alcanzaría.
Todos nosotros, voluntarios, coordinadores, los chicos, los maestros, las familias, nos despedimos con un abrazo eterno, lleno de emoción y portador de cada uno de los momentos que compartimos en la 403 de Campo Ramón.
Ya nos extrañamos.
Pero como nos enseñó Joselo ayer a la tarde: las lágrimas no son dolor de despedida, sino emoción de lo vivido.
Queridos y nuevos amigos Misioneros: estamos para lo que necesiten.
Pronto, más comentarios.
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